jueves, 12 de mayo de 2011

Ante las VI Jornadas de la Carrera de Trabajo Social de la UBA… El Viejo Topo pregunta, para aportar al debate

12 y 13 de mayo de 2011
Ante las VI Jornadas de la Carrera de Trabajo Social de la UBA…
El Viejo Topo pregunta, para aportar al debate

¿La reconstrucción de lo público?

Como estudiantes y graduadxs de Trabajo Social queríamos compartir algunas reflexiones en torno a este encuentro. Desde El Viejo Topo- CAUCE consideramos que un aspecto central de la pelea por otra Universidad y otra sociedad es la lucha teórica, la disputa por el conocimiento. Es por esto que nos parece importante preguntarnos por los supuestos teóricos que orientan nuestra formación y nos pareció oportuno ver los vínculos de estos supuestos con la propuesta de estas Jornadas.
Un primer punto es el llamado a pensar lo público en términos de su reconstrucción. Aparece la idea de un Estado que ya no es el mismo de antes. La propuesta de la Carrera es poder contribuir a pensar los desafíos que tiene el Estado, sus realidades institucionales y la gestión de las políticas sociales en nuevos contextos. Ante esto nos preguntamos: ¿todos entendemos lo mismo por Estado? ¿Definimos de la misma manera lo público?
Sabemos que desde la teoría política dominante o hegemónica al Estado se lo piensa como un regulador de las relaciones sociales, como si se encontrara por encima de los intereses contrapuestos de las clases y grupos sociales. También se lo piensa como una esfera separada y distinta a otra esfera: la económica. La disociación del Estado y el espacio de reproducción del capital resulta uno de los aspectos singulares del modo de producción capitalista y, a su vez, el fundamento principal del encubrimiento del Estado como co constitutivo de la dominación de clase. Esta separación sienta las bases para pensar que la esfera política, el Estado, sus instituciones, intervienen (o deberían intervenir) regulando las relaciones económicas. Por su parte se considera a los sujetos sociales como ciudadanos libres e iguales ante la ley y en todo caso lo que el Estado debe lograr es que a todos les sean reconocidos sus derechos.
Pues bien, esta visión hegemónica ha sido puesta en cuestión hace ya largos años justamente, entre otras cosas, porque la misma no da cuenta de la dimensión que atraviesa a nuestras sociedades capitalistas: el carácter irreconciliable de la contradicción de clases, los intereses antagónicos entre aquellos que poseen los medios de producción y los que no los poseen. Es
decir que, sobre todas las cosas, esta perspectiva no puede dar cuenta (o invisibiliza, o reconvierte) del conflicto, de los procesos de lucha. El Estado es la expresión de ese carácter irreconciliable. El Estado no está por encima de los enfrentamientos y de los conflictos de clases, sino más bien es su expresión. Es cierto que, por esto mismo, va cambiando de formas, modelos o regímenes, pero lo que de una manera u otra permanece es su función de asegurar las condiciones generales para la acumulación del capital. Las distintas formas que adopte van a estar expresando una determinada correlación de fuerzas entre los sectores en lucha, dependiendo de las ganancias de los dueños de todo, de sus crisis, de la cohesión y fuerza organizada de la clase trabajadora, sus niveles de conciencia. [1]
Lo público, por tanto, mientras exista este sistema social, va a ser objeto de permanente disputa. No sólo en lo referido a qué ámbitos se erigen como públicos (en contraposición a cuáles devienen privados), sino también en cuanto a qué nos referimos con que cierto proceso, ámbito o espacio se constituyan como tales (¿público es sinónimo de estatal? ¿de colectivo? ¿de socializado?) y a través de qué procesos se entienden las configuraciones que vayan adquiriendo (¿quiénes son sujetos de esta reconstrucción de lo público?). En relación a esto, los sectores organizados de la clase: sindicatos, movimientos sociales, organizaciones territoriales; disputan políticas públicas a medida que luchan por mejorar sus condiciones de vida. Por otro lado, la disputa se da muchas veces al interior de los espacios públicos, de sus instituciones ya que todas ellas se encuentran atravesadas por distintos proyectos políticos, encarnados en quienes trabajan en ellas. Podemos verificar esto en cada espacio de intervención del Trabajo Social, a partir de reconocer las disputas por la orientación y el sentido de las prácticas de sus trabajadores y la relación que establece con quienes utilizan los servicios de esas instituciones (¿no es la misma expresión de “reconstrucción de lo público” objeto de debate y disputa?). Justamente es dentro de las instituciones estatales donde operan los mecanismos disciplinarios aquellos que desigualan lo que la formalidad de la ley iguala. Estos mecanismos de control social no actúan de manera lineal, encuentran resistencias y propuestas institucionales instituyentes, que buscan la construcción de una contrahegemonía. La forma en que entendemos a la salud pública, a la educación pública, a las políticas habitacionales, etc. es materia de permanente confrontación teórico – práctica entre distintos proyectos políticos. No siempre esto está claro para los actores que protagonizan estas confrontaciones, pero un ejercicio de análisis hecho desde las ciencias sociales no puede dejar de reconocer esta dimensión.

Estado y construcción de hegemonía
El Estado capitalista, entonces, expresa los intereses del capital en su conjunto. Al hacerlo muchas veces parece estar favoreciendo a una fracción de la burguesía y no a otra, o hasta incluso estar favoreciendo a los trabajadores. De lo que se trata es de mostrar los intereses de la clase dominante como intereses de toda la sociedad. Para ello, la construcción de hegemonía implica más que el poder estatal, más que sus instituciones y sus leyes. Las sociedades capitalistas avanzadas han desarrollado formas complejas de dominación. Según Gramsci ganar hegemonía es establecer pautas morales, sociales e intelectuales en la vida social para difundir su propia concepción del mundo en todo el entramado de la sociedad, equiparando así sus propios intereses con los de la sociedad en su conjunto. Se busca conseguir el consenso respecto del modo de organización de la sociedad, por parte de aquellos que se encuentren en un lugar subordinado y sometidos a la explotación. Las instituciones de la sociedad civil-escuela, familia, iglesia, medios de comunicación y otros desempeñan un papel más importante en el proceso de control social. El Estado burgués recurre a la violencia directa si se ve forzado a ello, pero al hacerlo corre el riesgo de sufrir una perdida drástica de credibilidad ideológica.
La construcción de hegemonía implica presentar de manera distorsionada la realidad. Una de las formas es ocultando la dimensión de la lucha y el enfrentamiento. Los cambios que se operan en el Estado y en sus instituciones son producto de estas luchas. La conquista de determinadas políticas públicas también. Sin embargo muchas veces éstas son presentadas como decisiones gubernamentales o como producto del normal desenvolvimiento de los mecanismos institucionales que es desde donde se deben promover esos cambios. Otra forma es generar la imagen de una realidad fragmentada, donde los distintos problemas sociales buscan explicarse en si mismos y en consecuencia se piensan respuestas desarticuladas para ellos.  No se considera que los mismos remiten a una contradicción fundante del modo en el que reproducimos nuestra vida, no se busca explicarlos a partir de pensar la totalidad. Historicidad, totalidad abierta y lucha son algunas de las claves conceptuales que pensamos pueden servirnos para analizar la realidad que vivimos e intervenir en ella, críticamente, apuntando a su transformación de raíz.
Creemos que este tipo de discusiones son posibles de ser abordadas no sólo en cada eje propuesto en las Jornadas, sino para repensar aquellas ideas que sustentan a las Jornadas mismas.
Desde la Agrupación nos propusimos dar este debate a partir de nuestras experiencias cotidianas, como estudiantes en los centros de prácticas, como profesionales en nuestros espacios de intervención, como trabajadores y como militantes. Esperamos aportar al intercambio y debate colectivos…

¿Querés saber dónde vamos a estar compartiendo nuestras producciones?

Jueves 12 hs: "Territorios y expedientes. Cuatro casos de intervenciones judiciales en villas de Buenos Aires"
Viernes 9:30.
- Aula 8: ¿Qué trabajador social para qué política pública? Apunte para el debate de los atributos laborales requeridos por el Estado en la Argentina contemporánea.
- Subsuelo 5: Cuando lo reprimido se hace visible: tensiones y disputas sobre la noción de ciudadanía ante la política represiva del Estado
- Subsuelo 7: Los movimientos de trabajadores desocupados y la disputa por trabajo genuino: análisis de las Cooperativas sin Punteros en el marco del Plan Argentina Trabaja
- Aula 4: Del padecimiento individual a la participación y organización vecinal en torno al derecho a la vivienda. Una experiencia desde el sector salud.
Viernes 15:00
- Aula 101: ¿Qué tienen para decir (y hacer) estudiantes de trabajo social en un sindicato? Apuntes para repensar la relación de la universidad con organizaciones gremiales
-Aula 3: Trabajo Social y Salud Colectiva. Reflexiones en torno a las intervenciones con Organizaciones Territoriales.

Y si te quedaste con más ganas de repensar y discutir la profesión, te contamos que ya salió la quinta edición de La Tormenta, una revista que elaboramos desde El Viejo Topo- CAUCE para aportar a la construcción de un Trabajo Social crítico ¡Acercate a nuestra mesa (PB en sede de Constitución) para chusmearla!



[1]   A esta altura los defensores de la esfera autónoma de la política ya nos estarán acusando de economicistas. Nada más alejado, la forma de reproducir nuestra vida, nuestra existencia material y con ella nuestros gustos, deseos, representaciones, se da en un contexto histórico determinado y aunque nos pensemos carentes de toda determinación, lejos estamos de estarlo.

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