¿Me cambio o no me
cambio de plan?
El Viejo Topo | CAUCE
Esa es la pregunta que probablemente una gran parte de estudiantes nos
estamos haciendo ante la propuesta de que, quienes tenemos hasta 12 materias
aprobadas, podamos “elegir” con qué plan cursar: si con el de 1987 o con el
aprobado durante el 2012. Ahora ¿qué cambia con el cambio de plan? ¿qué
elegimos con esta “posibilidad de optar”?
Hagamos un poco de historia...
El plan de 2012 que comienza a implementarse este año no ha sido fruto del
azar, ni de la buena voluntad de la Dirección de la Carrera de Trabajo Social,
ha sido parte de un complejo proceso de más de diez años, de marchas y
contramarchas. Fue un proceso que expresó la disputa por cómo nos formamos en
la carrera y su saldo también expresa la correlación de fuerzas, no sólo de los
diversos actores que somos parte de la comunidad académica de Trabajo Social en
la UBA, sino de las perspectivas políticas y teóricas que encarnamos.
Estudiantes, docentes y graduadxs nos hemos organizado durante esos diez años
para que la reforma implicara un debate democrático y decisiones colectivas,
mientras que sobre el final del proceso el año pasado, la Dirección de Carrera
(Agrupación Lucía Cullen) avanzó de forma unilateral cerrando un debate que
nunca había llegado a desplegarse. Al fin y al cabo, lxs estudiantes no pudimos
decidir sobre el plan que queríamos y que veníamos elaborando en espacio
abiertos de discusión. Sin embargo, las luchas que dimos en esos diez años
instalaron nuestras voces. Por un lado, logramos zanjar el debate sobre la
necesidad de incorporar contenidos que no pueden faltar en nuestra formación,
como Historia y Economía Política. Por otro, pudimos alzar la voz y nuestra
persistencia habló de la existencia de una perspectiva alternativa en nuestra
carrera, crítica de lo existente, que busca formarse para no con-formarse y
poder cambiar la realidad empuñando nuestros conocimientos en pos de una
práctica profesional transformadora.
Más allá de esto, un punto que hemos señalado siempre, como El Viejo Topo y
desde diferentes espacios de organización, es que más allá de ciertos cambios
en las nomenclaturas y enunciados de contenidos mínimos de las materias, la
estructura del plan seguía siendo la misma que la del plan con el que nos hemos
formado en las últimas décadas. Este plan se ha estructurado sobre la base de
una serie de fragmentaciones. En primer lugar, la más notoria es la vinculada a
la fragmentación del sujeto mediante los niveles de intervención que han
abordado de forma sucesiva (cual “de mayor a menor”) la comunidad, los grupos y
las familias. Por otro lado, la fragmentación entre metodología de la
investigación, de la planificación, de las técnicas “propias” de la
intervención en terreno. Todo lo cual configura distintos aspectos de una
fragmentación entre la teoría y la práctica.
Estos puntos permanecen en el mismo plan. Y lo que es más triste es que
permanecen los mismos contenidos (aunque aggiornados) de la mayor parte de las
materias, pese a algunas incorporaciones. Finalmente, como para sumarle un
poroto a esta poca alentadora “elección” que se nos ofrece, el conjunto de
materias optativas no ha variado, mientras se reformaba el plan no se abrió el
debate sobre esto, ante propuestas concretas de nuevas materias, porque el plan
“se estaba transformando”, y luego no se hizo “porque ya se transformó”.
Confirma este panorama de “conservación” el hecho de que el nuevo plan no
va acompañado de ningún tipo de política de renovación y formación al interior
de las cátedras y ni que hablar de la apertura de concursos para las materias
nuevas (que nos dicen que van a llegar en algún momento, dentro de dos
años). Este cambio de plan, este cambio en la letra escrita, no viene
acompañado de ningún cambio en los procesos reales de formación, discusión y
elaboración en las aulas, donde al fin y al cabo nos formamos.
Entonces, llegamos a un punto nodal. La disputa por nuestra formación sigue
abierta, y es desde las aulas, el debate colectivo y los esfuerzos por mejorar
nuestra carrera que vamos a producir cambios reales. Y esto sí es una elección
y es un proceso hoy en marcha. Porque tenemos una formación que transformar,
sigamos cuestionando cómo nos formamos como profesionales, tomemos este nuevo
plan y sigámoslo cuestionando, problematizándolo, y luchando por concursos, por
la apertura de cátedras y por la inclusión de nuevas materias optativas.
Concentremos nuestros esfuerzos, no nos confundamos con falsas elecciones:
Porque las cosas no son así, están así y ¡las vamos a cambiar!
El Viejo Topo | CAUCE
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