El conflicto por las cesantías en la UBA abre nuevamente la discusión en torno a qué universidad se está construyendo, sobre qué bases, en definitiva cuál es el proyecto que tienen quienes hoy dirigen los destinos de esta institución.
No hay mucha explicación por parte del rectorado, lo que aparece como único fundamento de la decisión es el “administrativo – económico”. El contenido de las cesantías, entonces, tiene que ver con una necesidad de “achicar gasto”. Un criterio que viene pisando fuerte en la universidad. Hace rato que asistimos al congelamiento de la planta docente y la asignación de altas por bajas, es decir nombrar a un docente con renta una vez que renuncia, se jubila o por algún otro motiva deja la cátedra otro docente que cobraba. Seguimos con docentes que trabajan en forma gratuita para la universidad y, como reconocerlos como ad honorem les otorga derechos, ahora se ha extendido el que trabajen sin nombramiento alguno. Ahora bien, el conflicto de las cesantías tiene una gravedad adicional, el hecho de que 152 docentes han dejado de percibir su salario, se les ha violentado un derecho conquistado a permanecer en el ejercicio de su cargo. La Ley 26.508 de jubilación de los docentes universitarios, de 2009, establece que, alcanzada la edad jubilatoria, se puede optar por permanecer hasta cinco años más.
Esto nuevamente, signo de nuestros tiempos, deja de lado la búsqueda de excelencia académica, de avance en la producción de conocimiento crítico y la preocupación por el mejoramiento del proceso de enseñanza aprendizaje. Todos estos aspectos parecen no ocupar la cabeza de quienes dirigen la universidad, lo que se pretende es quedarse con algunos recursos a costa de dejar en la calle a 152 docentes ahora y 500 más a fin de año. Esto se suma a una vocación precarizadora del gobierno de la UBA, pasantías, ad honorem, monotributistas, trabajo no reconocido, que vienen de la mano de un proyecto de universidad más vinculado a un mero “enseñadero” que nada tiene que ver con un espacio de construcción de conocimiento crítico y de verdadero aprendizaje.
Por otro lado, el mensaje para los docentes es bastante claro, es una variante más del disciplinamiento laboral: si estás por llegar a los 65, ni se te ocurra quedarte, jubilate antes de que la UBA te deje en la calle, sin sueldo.
De las formas
El criterio para decidir quiénes eran estos docentes es la arbitrariedad pura, si bien la medida intenta ser universal, es decir dejar afuera a todos los mayores de 65 años, gracias a la reacción y la lucha que se vino dando no pudieron terminar de hacer todo de golpe. Es entonces cuándo uno se pregunta ¿cuál fue entonces el criterio para decidir quiénes ahora y quiénes más adelante? Está claro que la decisión de rectorado de ir sacando de a poco a algunos, busca no generar un problema masivo de golpe e ir sacando una primera tanda ahora para que el resto se vaya preparando. Pero ¿cómo se decidió quiénes ahora? Lo que se ve cuando aparecen los listados es que no existe, en absoluto, un criterio. El único criterio es la arbitrariedad, les toca porque así lo decidió el consejo superior. Es importante decir que en dicha sesión de Consejo no dejaron hablar a los representantes de la Asociación Gremial y que la votación fue secreta! Salvo los consejeros superiores que argumentaron en contra de esta medida y explicaron por qué iban a estarlo el resto no fundamentó nada, claro la decisión ya estaba tomada, ningún debate…
Luego de esta sesión, esta decisión les llegó a los docentes afectados por listados que comenzaron a circular. Se fueron enterando, algunos por la AGD, otros fueron a buscar el sueldo y se encontraron sin plata en el cajero. Un trato profundamente inhumano con docentes que han trabajado años. Muchos de ellos en las asambleas decían que se sentían maltratados, que se los esquivaba para darles respuesta respecto de su situación, que no creían merecer ese trato tan inhumano después de tantos años de trabajo.
Estas formas hablan también de un contenido, hay detrás de ellas un proyecto de universidad. Y nos plantea a nosotros, los que pensamos que la universidad debe transformarse, debe democratizarse y debe construir conocimiento crítico y transformador, la tarea de frenar este golpe. En la medida en que un proyecto de universidad avanza el otro retrocede, las medidas se van tomando de a poco, tratando de que pasen sin mucho conflicto, es necesario que pensemos qué hay por detrás e impedirlas con la organización por abajo docente estudiantil.
La imposición de un modelo de universidad va de la mano de un gobierno universitario que se demuestra antidemocrático y que es necesario transformar.
22 de agosto desde las 9 hs. Carpa contra las cesantías en Plaza Congreso
Clases públicas en todas las facultades
Frenemos las cesantías
Construyamos desde abajo otra Universidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario